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lunes, 30 de diciembre de 2013

Seguro que le van a echar la culpa a otros


El 4 de abril de 2004 yo escribía que “el sector eléctrico se manejó hasta 1992 con empresas del Estado -SEGBA, Agua y Energía Eléctrica e HIDRONOR- y con tarifas que eran políticas. Decía también que el suministro eléctrico tanto en cantidad como en calidad empeoraba todos los años a punto tal que en el año 1989 nos llenamos de grupos electrógenos en calles y edificios”. Tenemos ahora en 2013 – 24 años más tarde- un curioso y lamentable efecto SIMULCOP.

Mi reflexión final hacía referencia a que “cuando estaban la Chade y la Italo, el gobierno de ese entonces no les dio tarifas retributivas y terminamos en Agua y Energía y Segba. Como tampoco el gobierno de turno les dio tarifas acordes pasamos por los cortes de 1989. Luego, en 1992, tuvimos que privatizarlas por falta de capital de inversión”.

Por la ley eléctrica los servicios de distribución y transporte de electricidad se dan en concesión a particulares y el Estado ejerce el control a través del Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE).

Con estos cortes de electricidad que llevan casi un mes en algunos casos, hay que hacer distinciones y precisiones.

En el verano hay falta de energía porque hay muchos usuarios que demandan en la misma cámara y subestación de distribución. Esto es producto de haber permitido construir departamentos en zonas que no tenían las instalaciones adecuadas. La responsabilidad se reparte entre las Distribuidoras que debieron adaptar la infraestructura a la demanda, el Gobierno de la Ciudad que debió negar los permisos de construcción hasta se construya esa instalación, el Gobierno Nacional que impidió todo aumento de tarifas por más de 10 años cuando la inflación de costos y los sueldos se aumentaron en más de 14 veces según la Agencia Télam (10 octubre 2013).

Las tarifas de electricidad al usuario son el resultado de sumar al costo de generación y de transporte en alta tensión, el valor agregado de distribución (VAD) y los impuestos. El VAD incluye una parte de la inversión futura a realizar para mantener adecuadamente el servicio actual y la demanda esperada. Por esto es importante la tarifa adecuada.

Decíamos entonces “que la ley 24.065 y sus regulaciones no eran ni son perfectas, pero estuvieron bien pensadas. Si el Gobierno quiere cambiar las reglas debería hacerlo con más discusión entre todos. Si algo falla, seguro que le van a echar la culpa a otros”. Estas son las excusas de los ministros que escuchamos cotidianamente.

Ya en 2004 veíamos que tanto para generadores como para distribuidoras de electricidad, la falta de precios y tarifas razonables y discutidas en Audiencia Pública conllevarían “a una eventual falta de inversión ante un aumento sostenido de la demanda”.

Para encontrar los principios de una solución definitiva es necesario volver a la ley y los procedimientos a la vez de incrementar la cantidad de dinero que ingresa en el sistema eléctrico mediante los instrumentos previstos y liberando al Tesoro de titánicos esfuerzos financieros en subsidios que lo llevarían a la bancarrota.
Sin embargo, para solucionar hoy y ahora las necesidades de luz de la gente lo que por lo menos hay que hacer es duplicar las cuadrillas de reparaciones con pago de bono extra por rápida puesta en servicio, conectar en los puntos álgidos de la ciudad generadores estratégicos que ayuden a aliviar la carga total y finalmente, requerir y responsabilizar al ENRE y a CAMMESA del correcto y constante control de cumplimiento por las distribuidoras de las normas de abastecimiento en su área de concesión.