Translate

martes, 13 de agosto de 2013

Déficit de Energía en Argentina - Lo paga el Gobierno, lo paga el país, lo pagamos todos

Los diarios, la televisión, los políticos y hasta la gente en general habla del Déficit de Energía. ¿Es realmente así? ¿Cuán grave es? ¿Qué comprende y cómo nos afecta a los argentinos? En las próximas líneas me propongo describir dónde estamos parados en cada caso y qué alternativas podríamos ejercer.
Los tres grandes rubros son producción de Petróleo, producción de gas natural y generación de electricidad. El petróleo producido alimenta las destilerías. El gas natural separa los líquidos y luego se distribuye por redes. Algunas generadoras usan el gas natural, el fueloil o el gasoil como combustible.

La producción de crudo viene en caída desde 2001 como se ve en gráfico. En ese año produjimos 280 millones de barriles. Once años más tarde producimos solamente 203 millones. Una diferencia tan significativa de 77 millones de barriles a un precio de mercado de 100 USD el barril significa que el país no tiene USD 7.700 millones disponibles al año generando riqueza, impuestos, sueldos, insumos en los hospitales?, etc.
Durante los meses del corriente año la producción de crudo tuvo una disminución del 5% con respecto a los mismos meses de 2012 evidenciando una falta de planes para revertirlo.
La producción de gas tuvo su pico de producción en 2004 con un promedio de 143 millones de m3/día. A partir de ese año el país disminuyó su producción de gas natural llegando a ser 121 millones de m3/día en 2012. Nuevamente, el efecto económico para el país de la falta de 21 millones de m3/día de gas natural a precios de sustitución de las importaciones (Bolivia – GNL) es de  USD 3.600 millones al año.
Durante los meses del corriente año la producción de gas natural tuvo una disminución del 7% con respecto a los mismos meses de 2012. Otra vez falta un plan de acción correctivo.
La generación de electricidad es el único de estos tres rubros que creció constantemente. Desde 2003 hasta el 2008 lo hizo a una tasa promedio del 6%. En 2009 se contrajo en un 1% para volver a crecer a una tasa del 4% desde 2010 a 2012.
Durante todo este período se incrementó la capacidad de generación hidroeléctrica en Yacyretá casi en forma única. Pero la generación hidroeléctrica es función directa de las lluvias, que no son constantes en el tiempo. Como se observa en el gráfico el promedio de esos años fue de 38.700 GWh con un mínimo de 33.800 GWh en el año 200 y un pico de  43.000 GWh en 2006. La generación nuclear ha sido mucho más pareja con un promedio de generación de 6.500 GWh.
Todo el crecimiento de generación para abastecer el aumento de la demanda fue hecha con generación a gas natural para los nuevos ciclo combinado y gasoil para los motores. La generación térmica creció dos veces y media desde 32.600 GWh en el año 2003 hasta 82.500 GWh en el año pasado.
Ahora bien, este incremento de generación consumió 72% más gas natural en 2012, 103 veces más gasoil y 26 veces más fueloil. El costo económico de este crecimiento representó USD 4.400 millones. Como no hubo aumento de tarifas a los usuarios, este monto lo paga el Estado.
¿Los Argentinos, percibimos una crisis energética o económica?
La observación de la caída en la producción de crudo no puede ser tomada como un caso aislado puesto que sucede desde 2001. Lo curioso es que la caída con respecto a 2012 de 77,5 millones de barriles, se debe principalmente a YPF (-48 millones) y a Chevron (-18 millones). Como nuestro consumo es totalmente abastecido por el crudo nacional, no hay todavía un efecto económico o de escasez, fácilmente advertido por el público.
La caída en la producción de gas natural tiene mayores consecuencias. Desde 2004 a 2012 la producción disminuyó en 8.000 millones m3 (-18%). La mayor disminución se verificó en YPF (-4.400). Sin embargo, acá el Gobierno tuvo que aumentar la importación de gas desde Bolivia y desarrollar rápidamente dos regasificadoras por barco de GNL para abastecer la demanda residencial y la generación de electricidad.
La experiencia indica que salvo que se produzca una escasez del producto, ya sea naftas, gas para cocinar o electricidad en las casas, nosotros no reaccionamos ante políticas energéticas equivocadas y sin futuro. Solamente nos preocupa si nos afecta el bolsillo.
Lo paga el Gobierno, lo paga el país, lo pagamos todos. ¿Hay solución?
Los efectos económicos combinados de la falta de gas natural, la disminución de producción de crudo y los aumentos de generación de electricidad representan aproximadamente un monto de USD 15.500 millones anuales. Esta es una cifra claramente impagable para la Argentina de hoy en la que los industriales no obtienen los permisos de importación de los mismos insumos que compraron siempre; o donde los particulares no pueden comprar dólares para viajar por ejemplo.
Esta situación delicada se agrava cuando vemos la falta de una prospectiva energética, la última publicada fue en el año 2002. Hemos hecho referencia a este problema desde el 2004[1] y nueve años más tarde seguimos buscando soluciones mágicas e inexistentes.
Es presuntuoso tratar de sugerir soluciones a un problema tan complejo y de tanto tiempo. Sin embargo, algunas pautas podrían ser (a) redactar una nueva ley de hidrocarburos que defina claramente los objetivos nacionales, provinciales y el sector privado que permitan ver un horizonte de negocios dando las garantías necesarias; (b) desarrollar intensamente la construcción de Corpus de 2.880 MW (la comisión binacional creada y financiada desde 1971 sabe hasta el número de tuerca y arandela en cada junta). El complejo Garabí de 1.800 MW fue presentado originalmente en 1977. La construcción de represas hidroeléctricas tiene un muy alto componente de fabricación nacional; (c) nombrar por concurso y con acuerdo del Senado a los integrantes de los entes regulatorios de gas y electricidad; (d) llamar a audiencia pública para la actualización de tarifas de gas y electricidad en base a sus costos de explotación.
Insistamos nuevamente a trabajar en conjunto con el objetivo del país y no del bolsillo. 


[1] Ver mis notas en el Diario La Nación del 4/4/2004; 2/5/2004 y 11/12/2005