El 4 de abril de 2004 yo escribía que “el sector eléctrico se manejó hasta 1992 con empresas del Estado -SEGBA,
Agua y Energía Eléctrica e HIDRONOR- y con tarifas que eran políticas. Decía
también que el suministro eléctrico tanto en cantidad como en calidad empeoraba
todos los años a punto tal que en el año 1989 nos llenamos de grupos
electrógenos en calles y edificios”. Tenemos ahora en 2013 – 24 años más
tarde- un curioso y lamentable efecto SIMULCOP.
Mi reflexión final hacía referencia a que “cuando estaban la Chade y la Italo, el gobierno de ese entonces no les
dio tarifas retributivas y terminamos en Agua y Energía y Segba. Como tampoco
el gobierno de turno les dio tarifas acordes pasamos por los cortes de 1989.
Luego, en 1992, tuvimos que privatizarlas por falta de capital de inversión”.
Por la ley eléctrica los servicios de distribución y transporte de
electricidad se dan en concesión a particulares y el Estado ejerce el control a
través del Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE).
Con estos cortes de electricidad que llevan casi un mes en algunos
casos, hay que hacer distinciones y precisiones.
En el verano hay falta de energía porque hay muchos usuarios que
demandan en la misma cámara y subestación de distribución. Esto es producto de
haber permitido construir departamentos en zonas que no tenían las
instalaciones adecuadas. La responsabilidad se reparte entre las Distribuidoras
que debieron adaptar la infraestructura a la demanda, el Gobierno de la Ciudad que
debió negar los permisos de construcción hasta se construya esa instalación, el
Gobierno Nacional que impidió todo aumento de tarifas por más de 10 años cuando
la inflación de costos y los sueldos se aumentaron en más de 14 veces según la
Agencia Télam (10 octubre 2013).
Las tarifas de electricidad al usuario son el resultado de sumar al
costo de generación y de transporte en alta tensión, el valor agregado de
distribución (VAD) y los impuestos. El VAD incluye una parte de la inversión
futura a realizar para mantener adecuadamente el servicio actual y la demanda
esperada. Por esto es importante la tarifa adecuada.
Decíamos entonces “que la ley
24.065 y sus regulaciones no eran ni son perfectas, pero estuvieron bien
pensadas. Si el Gobierno quiere cambiar las reglas debería hacerlo con más
discusión entre todos. Si algo falla, seguro que le van a echar la culpa a
otros”. Estas son las excusas de los ministros que escuchamos
cotidianamente.
Ya en 2004 veíamos que tanto para generadores como para distribuidoras
de electricidad, la falta de precios y tarifas razonables y discutidas en
Audiencia Pública conllevarían “a una
eventual falta de inversión ante un aumento sostenido de la demanda”.
Para encontrar los principios de una solución definitiva es necesario volver
a la ley y los procedimientos a la vez de incrementar la cantidad de dinero que
ingresa en el sistema eléctrico mediante los instrumentos previstos y liberando
al Tesoro de titánicos esfuerzos financieros en subsidios que lo llevarían a la
bancarrota.
Sin embargo, para
solucionar hoy y ahora las necesidades de luz de la gente lo que por lo menos
hay que hacer es duplicar las cuadrillas de reparaciones con pago de bono extra
por rápida puesta en servicio, conectar en los puntos álgidos de la ciudad
generadores estratégicos que ayuden a aliviar la carga total y finalmente,
requerir y responsabilizar al ENRE y a CAMMESA del correcto y constante control
de cumplimiento por las distribuidoras de las normas de abastecimiento en su
área de concesión.